Mi nombre es Ana Hernando López y llevo practicando Chikung los últimos 20 años.

Realmente empecé practicando taichi, cuando mi hija a los 6 años decidió que quería apuntarse a unas clases. Me puse en contacto con el profesor, que amablemente la admitió como alumna, pero era un grupo de adultos y no me atreví a dejarla sola, por lo que me apunté con ella.

Poco a poco fui evolucionando, a la vez que la práctica y me decanté por el Chikung.

He tenido varios maestros con distintos enfoques y de distintos estilos, aquí en Valladolid, en Gijón, en Murcia, en Pozoamargo, algunos chinos en encuentros y cursos on-line, y a todos ellos les estoy profundamente agradecida por compartir su sabiduría o lo que yo estaba preparada para integrar de ella.

No los nombro porque alguno ya no está o por modestia no querría ser nombrado, pero yo se quienes son y ellos también.

En mi caso, las primeras clases fueron a un grupo de mujeres en riesgo de exclusión social, y el ver como disfrutaban la clase, como esperaban la siguiente, como despertaba su curiosidad y sus ganas de superarse, a la vez que se estructuraba su vida, me dio un atisbo de la importancia de estas prácticas y de lo que nos pueden llegar a transformar.

En un intento de entender los mecanismos internos que activan y potencian estos beneficios, descubrí la escuela Neijing de Tian, y cursé estudios de acupuntura y moxibustión, Chikung hacia la sanación y masaje energético, y seguro que voy a continuar con mi formación porque a veces dejamos de aprender cuando creemos que ya lo sabemos todo, pero como dicen los chinos, encima de este cielo hay otro cielo.

Actualmente, tenemos varios horarios de clases regulares y terapias, por lo que si algo de lo que te he podido transmitir tiene eco en ti, estoy a tu entera disposición para encontrar la fórmula más adecuada para ti.